Una de las evidencias más notables que nos ha dejado la crisis provocada por el Covid 19, es la importancia de la calidad del aire en los espacios físicos y el papel que jugará a partir de hoy. Seguramente, todo esto traerá implicaciones importantes en el entorno laboral, la salud y el bienestar de los trabajadores dentro de las oficinas.
Hoy en día y para el futuro, será crucial que los edificios incorporen sistemas y prácticas que favorezcan la salud y bienestar de las personas que los habitan. Entender esta necesidad y dar respuesta, permite tanto a propietarios como ocupantes, desarrollar y llevar a cabo soluciones que permitan potenciar el trabajo presencial en ambientes sanos. Estamos atravesando tiempos difíciles, pero no podemos perder de vista que lo que está sucediendo (la pandemia), la humanidad lo ha vivido y el riesgo de que se presenten nuevas crisis será latente para los próximos años. Indudablemente, un inmueble bien adecuado, sin necesidad de convertirlo en un hospital, es un buen elemento de prevención.
El papel de la filtración y la purificación del aire.
Tras los primeros informes que se han generado a raíz de esta crisis, las tendencias indican, que los ocupantes muestran mayor interés en la calidad del aire del lugar donde laboran. Por lo tanto, algunas de las firmas más importantes de arquitectos en el mundo, sugieren que la filtración y purificación del aire jueguen un rol más importante.
Este asunto, trasladado a la industria de las oficinas, implica que los espacios de trabajo deban estar mejor preparados para jugar un papel de mayor peso en fomentar la salud de las personas que los ocupan.
Aunque las medidas para exigir que los edificios y espacios cerrados ofrezcan un mayor nivel de calidad del aire, no sean la solución definitiva para contener enfermedades, son de gran ayuda para el manejo de estas situaciones.
Contaminantes microbiológicos y soluciones.
La relación entre los contaminantes en el aire (entre ellos los virus), con las instalaciones de los edificios está bien documentada en diversos estudios. Por ejemplo, la ventilación los diluye; la fotocatálisis o luz UVC los desactiva; los filtros de eficacia tipo F8 y F9 los detienen en un grado razonable; los desinfectantes y la limpieza los eliminan; la adecuada humedad relativa interior dificulta su desarrollo. Todos los puntos señalados están confirmados y documentados con base en muchas investigaciones, aunque lógicamente una ventilación incorrectamente dimensionada o incluso el filtro adecuado si está mal instalado no serán todo lo efectivos que se espera.
Aunque todo esto realmente esté bien controlado y estructurado dentro de un edificio, sabemos que una persona al toser o estornudar podría contagiar a otras si no se guarda una distancia considerable. Estas situaciones son totalmente independientes e imposibles de controlar, aún cuando exista un protocolo dentro de los lugares cerrados.
Es indudable que la Covid-19 implicará cambios considerables en la industria de las oficinas, edificios y espacios cerrados. La salud y el bienestar de los espacios de trabajo es una catapulta que permitirá, tanto a propietarios como a ocupantes, que esta transición al mundo post Covid-19 sea más fácil y llevadera ya que ayudará a consolidar el trabajo presencial.
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